Los prebióticos, conocidos como la fibra que protege la salud, favorecen la microbiota intestinal, así como la absorción de minerales y la síntesis de vitaminas importantes como la K y las que conforman el grupo B; consumo de prebióticos se remonta a nuestros primeros ancestros que se alimentaban básicamente de vegetales, frutas, tubérculos y semillas; que actualmente siguen formando parte de nuestra dieta.
Los prebióticos, en su mayoría hidratos de carbono, que conforman moléculas dentro de las fibras alimentarias, no pueden ser digeridos por nuestro organismo, al consumirlos se alojan en el intestino donde se van fermentado y le sirven de alimento a las diferentes cepas que conforman la flora intestinal, favoreciendo su crecimiento y aumento de su población; entre las características que definen los prebióticos tenemos:
● Son sustancias que no se degradan o absorben durante su tránsito a través del estómago y el intestino delgado (tramo digestivo superior), para finalmente alojarse en el intestino grueso.
● Sufren un proceso de fermentación bacteriana una vez llegan al colon, lo que les permite convertirse en una rica fuente energética.
● Favorecen el crecimiento y la actividad de las cepas de bacterias beneficiosas que viven en nuestro intestino (fermentación selectiva).
Los prebióticos se encuentran generalmente en los vegetales, las frutas, los tubérculos, en cereales como la avena el trigo y la soja y en la miel, así como en la leche materna, la madre durante el período de lactancia le brinda al recién nacido una importante carga de prebióticos que van a ayudar a la formación de su microbiota intestinal, vale recordar que al nacer no poseemos flora intestinal.
¿Prebióticos y probióticos son iguales?
Se diferencian de los probióticos, ya que estos son bacterias exógenas vivas que van a potenciar la la microflora intestinal, éstas se alimentan de los prebióticos, que al aportarles diferentes sustratos potencian su crecimiento, esta acción se desarrolla en el intestino grueso o en el colon donde se fermentan los prebióticos para poder ser consumidos.
Estos microorganismos al ser consumidos logran superar el tracto estomacal para alojarse en el intestino donde van a potenciar a las diferentes cepas bacterianas que conforman nuestra flora intestinal, para lograr que tengan el efecto esperado se deben consumir en forma regular y sostenida, así se puede mantener un equilibrio estable de la microbiota, lo que favorece los procesos digestivos.
Las propiedades de los probióticos dependen del tipo de cepa que los conforma, por lo cual los suplementos que los contienen indican el tipo de cepa y la cantidad, así se puede identificar las diferentes cepas y utilizar las que están asociadas al tipo de beneficio que se desea lograr; los alimentos naturales que contienen probióticos también aportan grandes cantidades de estos microorganismos.
Cuando se adquieren alimentos naturales ricos en probióticos y que requieren refrigeración, como el yogur, los quesos o la leche descremada, es importante garantizar el mantenimiento de la cadena de frío, ya que estos microorganismos son muy sensibles a los cambios de temperatura, así que es necesario garantizar que estén activos al momento de consumirlos.